(2014)
Antecedentes
históricos del concepto marketing
El trueque fue practicado en todas las culturas
humanas y todavía subsiste en ciertas áreas
o es impulsado por movimientos culturales. La base
económica que sostenía el sistema
era el intercambio de bienes que se poseían
en abundancia por otros escasos en el área
de residencia y de esta forma se obtenía
un beneficio mayor para ambas partes. Sin embargo
este sistema tenia desventajas que impedían
el desarrollo del comercio, como por ejemplo la
necesidad de viajar con los objetos a intercambiar
o no encontrar los productos más convenientes
para el canje. La posterior invención del
dinero permitió el desarrollo de la oferta
y la demanda, generando lo que actualmente es definido
como mercado. Inicialmente la utilización
del dinero estuvo restringido a los sectores más
acomodados de las sociedades, para luego abarcar
a todos los estamentos, aunque una parte de la población,
especialmente quienes vivían alejados de
los centros urbanos, mantuvo más tiempo el
sistema de trueque.
Paradójicamente,
fue en la Edad Media cuando se originan fenómenos
económicos que están directamente
relacionados con la actividad que actualmente denominamos
marketing. Es en este periodo cuando surgen artesanos
especializados, amparados en los mercados de las
nacientes ciudades, que generan necesidades económicas
externas a su núcleo productivo. Vale decir
no solo centraban su actividad en producir sus productos,
sino también se vieron obligados a crear
marcas, obtener certificados de calidad, participar
en ferias y otras actividades indirectamente relacionadas
con su quehacer principal, con el objetivo comercial
de aumentar ventas y diferenciarse de su competencia.
La
Edad Media es un fenómeno netamente europeo
que creó la base social y económica
que posteriormente permitió la conquista
de América. La Edad Media europea fue un
periodo donde los cambios, si bien lentos eran estructurales
en su esencia, por cuanto convivían capas
sociales duramente estratificadas, compuesta básicamente
por una mayoría de campesinos (siervos) y
una minoría de nobles apoyados por la iglesia.
Las
contradicciones que esta estratificación
social generaba, se agudizan al introducirse mejoras
técnicas en la agricultura, como nuevos cultivos
que elevan la producción agrícola
y ganadera. Este aumento de la producción
creo la base económica que posibilito el
crecimiento de la población que empieza a
agruparse en torno a ciudades, que a su vez aumentan
su importancia como polos de desarrollo. De esta
forma paulatinamente empieza a configurarse un nuevo
orden social y surgen nítidamente nuevas
clases sociales, como los burgueses, inicialmente
artesanos, y los proletarios, originalmente campesinos
pobres que buscan trabajo en las ciudades.
Si
bien el sistema feudal se basaba en la agricultura
y el autoabastecimiento, la naciente clase de artesanos
se agrupa en ciudades orientadas a la producción
de mercancías y al comercio, tanto local
como internacional. De esta forma acceden a productos
como la seda y tecnologías como el papel
y la imprenta, que les permitieron agregar valor
a sus propios productos o invertir directamente
en estos nuevos nichos de mercado.
Conforme
mercaderes y artesanos aumentan sus riquezas, comienzan
a ser victimas de ladrones comunes aunque principalmente
de los señores feudales y de la iglesia que
imponían mayores gravámenes o impuestos
para poder fabricar, vender o transportar mercancías.
La necesidad económica de defender sus riquezas,
los hizo crear agrupaciones gremiales que comienzan
a adquirir poder y que a la vez les otorgó
el sustento político para exigir mayores
derechos, pero ya representando a una nueva clase
social, la naciente burguesía europea.
Las
necesidades cada vez mayores de la población
europea por diferentes productos y las mejoras tecnológicas
del arte de navegar, permitió que muchos
mercaderes montaran flotas para ir en la búsqueda
productos escasos en Europa. Si bien desafiaban
grandes peligros, eran compensados con enormes ganancias
en caso de éxito, por cuanto quién
tuviera productos disponía de mercados. Justamente
esa fue la razón principal de la expedición
de Colón, vale decir llegar a la “isla
de las especias” para disponer de productos
estratégicos, como por ejemplo la pimienta,
que permitía la conservación de los
alimentos de origen animal.
El
resultado de la expedición de Colón,
fue el “descubrimiento” de un nuevo
continente, originando el mayor cambio económico
y social que la humanidad ha experimentado. La irrupción
de las riquezas de América, literalmente
desde las bodegas de las naves directamente a la
vena de la economía europea, aceleró
el desarrollo de Europa que dejo rápidamente
atrás los últimos vestigios de la
economía medieval, sentando las bases del
desarrollo del capitalismo.
La
gran paradoja del descubrimiento de Colón,
fue que España no aprovecho las riquezas
generadas en América, sino principalmente
Inglaterra y otros países europeos como Holanda,
que dieron origen a la Revolución Industrial,
vale decir la producción en serie de productos.
La Revolución Industrial no solo genero riquezas,
sino también posicionó definitivamente
a la burguesía, como la nueva clase dominante,
quienes condujeron el modelo capitalista a su expansión
por el mundo. Pero también afianzó
la importancia de las capas proletarias, convertidas
en trabajadores, que recibían un salario
por su trabajo, y por ende eran parte del mercado.
El
capitalismo basa su modelo en la concentración
financiera y la propiedad privada de los medios
de producción por una minoría, pero
a su vez depende de la expansión continua
de los mercados. La Revolución Industrial
con la producción sostenidas de productos
manufacturados desarrolló el mercado, pero
paulatinamente el acento paso de la oferta a la
atención por la demanda, vale decir consumidores
con suficiente capacidad económica, para
elegir entre varios productos para la misma necesidad.
Si
bien la economía capitalista tiene muchos
defectos y detractores, especialmente por su carácter
cíclico y acumulativo, también tiene
un gran dinamismo en relación a producir
nuevos productos y de crear nuevas necesidades en
los consumidores. El problema se origina cuando
ya no solo existen diferentes productos, sino también
diferentes actores que los producen, envasan y venden
en un mismo mercado. A partir de esta necesidad,
a veces intangible y específicamente de las
necesidades de distribución, promoción
y diferenciación, nace definitivamente el
concepto marketing, inicialmente ligado a la línea
logística de los productos, vale decir como
estos llegan a los consumidores.
Marketing
como concepto nace en 1910 en Estados Unidos, cuando
la Universidad de Wisconsin imparte un curso denominado
“Marketing Methods” dirigido por Ralph
Starr Butler, quien publica un libro en 1917 con
el mismo nombre, que termina de acuñar el
término en forma global. Sin embargo el marketing
como disciplina despega definitivamente después
de la Segunda Guerra Mundial, cuando se enfoca a
aumentar las ventas en base a conocer las necesidades
de los consumidores, pero además promoviendo
los productos y sus cualidades a través de
los medios de comunicación de masas.